jueves, 13 de marzo de 2014

Exámenes y Alanis: Capítulo 3

Sé que tocaba una nueva ración de Alanis ayer. Lo sé. No me he olvidado. No lo he dejado a la mitad. Más o menos. En parte. Estoy algo atascada y no tengo mucho tiempo. Pero el archivo sigue abierto en la barra de herramientas. Por si os consuela. Y eso.
El problema es muy sencillo: época de exámenes. Horrible. Verdaderamente horrible. Así que aprovecho para quejarme. Un poco. O mucho. Soy muy Drama Queen. Podéis saltároslo con toda confianza.

Hoy hemos tenido dos exámenes: CMC e Historia. El de CMC no ha sido mucho problema porque hasta el profe admitió que no había que estudiar - por cierto, retiro todo lo malo que dije en día sobre esa clase, que es inútil, pero el profe es MUY majo y a mí me cae muy bien -, el de historia SÍ que es un gran problema.
Me gusta la historia. Quiero estudiar historia. Adoro la historia y tengo capacidad para ella. Pero ahora bien, me gusta aprenderla. No estudiarla. Estudiar APESTA. Eran sólo cuarenta y cinco páginas - me llegan a decir el año pasado que diría eso... - pero el primer tema era muy denso. Mucho, mucho. Horrible todo. El comunismo. No me gusta el comunismo.



Es muy complicado, pasa todo muy rápido y nadie me cae bien. Es decir, ¡yo adoro a muchos personajes históricos! En mi opinión, Maquiavelo y Bismarck deberían estar dirigiendo el mundo, porque son inteligentes y eso no se ve mucho. Pero, ¿en el comunismo? Nasti de plasti. Bueno miento. Trotski sí me cae bien. Porque leí Rebelión en la Granja para Lengua el año pasado y lo disfrute mucho y yo iba de Snowball. Perdió. ::pega una patada a la mesa:: ¿¡Alguien quiere explicarme por qué todos los personajes que me gustan pierden!? Porfa. Da igual. En todo caso, Trotski apenas aparece y cómo los comunistas están cambiándolo todo mil veces en vez de meterse en un sistema liberal dominados por la burguesía, como hicieron los demás, yo las he pasado bastante putas.



Porque claro, vosotros ya sabéis que soy tonta, ¿no? Sí, lo sabéis. Soy tonta. Pero de manual. Es decir, mi tontería da algo de miedo y todo. "Si es que eres tonta, nena" que me diría Maribel si fuese mi madre. Que menos mal que no lo es, porque no le cae bien Martín -aunque a mi madre no le cae bien Rita de Velvet y sí le cae bien Alberto, no sé lo que es peor -. En todo caso, yo soy de estudiar el día antes. Siempre. Y lo he hecho. Tampoco tenía más opciones, porque ayer tuve examen de inglés. Me perdí Los misterios de Laura y todo por estudiar. Bueno, da igual, que podría habérmelas apañado. Pero me puse a las siete. A LAS SIETE.



Muy mal yo. Y paré a las ocho y veinte. Para hacer las cosas nocturnas en plan ducha y cena. Me puse a las once. Y diez. A ver, maestros del frikismo y otros aprendices, permitirme un consejo: si hay una historia que te gusta mucho, mucho, mucho, no te pongas a leerla en época de exámenes. NO. ¡Maldito y carismático Lord Oscuro! En todo caso, tuve que hincar los codos. Hasta las dos de la mañana. La última hora no sirvió de mucho porque me dormía. He debido desarrollar tolerancia al café. Lo que me indigna, porque he tomado CUATRO vasos en mi vida. No tazas, vasos. Vasitos pequeños. Bueno, ni siquiera, porque sólo me he acabado uno. Fue el Lunes, para estudiar Filosofía. En todo caso, creo que, en cuanto le echas azúcar, pierde efecto. Sí, me lo bebía sin azúcar. Se me ocurrió la típica pregunta de "¿Cuántos terrones quieres?" volviendo a mi habitación con él. Después de que mi padre me confirmase que sí, hija, al café se le echa azúcar, con cara muy rara, se lo eché. Dos cucharadas porque DETESTO el café. Estaba dulzón. No me gusta...
En todo caso, gracias al panteón griego - del que tengo examen mañana, por cierto, bueno, no del panteón pero sí del idioma - en TIC seguimos con las exposiciones y pude estudiar tranquilamente porque no había trabajo que hacer. Ole yo. Me ha salvado la vida. Gracias desde aquí a mi profe de TIC, muy maja también. En todo caso, el examen me ha salido bastante bien y creo que aprobaré. Porque era fácil - gracias, dificultades de mis compañeros con la asignatura que bajan la dificultad de los exámenes y consiguen que no acabe con un cate bien bonito y bien rojo por no mover un dedo hasta el último momento, sin coñas ni pretender insultar ni nada - y porque creo que me resultaría imposible suspender historia. Pero no me arriesgaré. Por si acaso.

Vale, ahora que ya me he sacado todo eso de dentro, a lo que vamos. Advierto que habrá mayúsculas. Y que aunque la diosa Magik ya me ha dicho en mi última entrada que no se pone coma antes de las "y", las tiene. Pero es que TODO el discurso de Álvaro estaba construido entorno a esa estructura, así que, digamos que es una excepción. Sólo una. Lo prometo ::carita sonriente y adorable a la que nadie se puede negar::. Dedicado a Atenea, a ver si me echa un cable con griego mañana.





3.          De Madame de Pompadour, César Borgia y Hugh Grant.


Álvaro echaba chispas. ¡No podía creerse que Felipe tuviese tanta cara!
Vale que quizás había sido él el que se le había lanzado encima, pero estaba borracho. Era Felipe el que debía actuar con cordura, separarse, y ponerle a dormirla, ¡no derretirse como una vela en una fragua!
Quizá era un poco halagador que no pudiese resistírsele cuando le provocaba, pero él tenía orgullo, dignidad, y se le caía la cara de vergüenza.
Llevaba horas pensando en cómo decírselo a Mateo.
“-Eh, Mateo, amigo mío, ¿recuerdas a Dylan? Recuerdas a Dylan, me comentaste que reventaba, es verdad. Salí de marcha con él anoche y volví como una cuba y Felipe me estaba esperando y nos hemos acostado.”
“-Mateo, volvía a casa borracho y Felipe se ha aprovechado de mí.”
“-Amigo mío, creo, y digo creo, que me he acostado con Felipe esta noche.”
“-Llámame Madame de Pompadour, porque me he tirado a un rey.
-¿Qué?
-Estaba borracho y él me esperaba dentro de casa, ¡no me juzgues!”
Mejor la última no, podría interpretarse como don Juan Carlos.
Se estremeció.
Una pena, el chiste de Madame de Pompadour retrasaría lo inevitable.
Gruñó. La resaca estaba reventándole el cerebro por dentro.
Sonó el teléfono.
-¿Dígame?
-¡Te has tirado a Felipe!
Álvaro parpadeó.
-… ¿Quién es?
-¡No cuela, Álvaro! ¡Tienes identificador de llamadas!
-¿Se puede saber como te has enterado?
-Parece ser que Felipe se lo ha chillado a Kenneth delante de todo el Bécquer, y Tania, como es natural, me ha llamado.
-Pero creen que somos hermanos – tartamudeó en shock.
-… Lo sé.
Álvaro sintió que se le caía el teléfono.
Se sentó en el sillón, sus rodillas se habían convertido espontáneamente en pudín y su cerebro estaba fuera de cobertura.
-Le mataré – susurró –. Esta vez le mato seguro.
-¿Me permites un consejo?
-Sí.
-Yo me quedaría con Kenneth.
-¡No jodas! ¡Ahora también lo sé yo, macho!
-Yo lo sabía de antes.
-… ¿Qué?
-Es decir, es un chico muy majo, y lo de Felipe lleva tanto tiempo puteándote que ya está podrido.
-¡A buenas horas! ¿Por qué no me dijiste eso cuando te pregunte?
-Tenías que tomar tu propia decisión. Pero ahora que veo que eliges a Felipe, y lo que ha hecho él con eso…
-No he elegido a Felipe. ¿Quién ha dicho que yo haya elegido a Felipe?
-Álvaro, te has acostado con él.
-Primero: eso no tiene nada que ver. Segundo: estaba como una cuba. Tercero: le he echado a gritos de mi casa esta mañana, así que no hay forma humana de que lo haya interpretado como una elección.
-¿Qué hacías bebiendo con Felipe?
-¡Yo nada! Salí de marcha con Dylan y al volver me estaba esperando para hablar o algo así.
-Te dije que Dylan traería problemas.
-¿Crees que es el momento?
-Sí. ¿¡Y cuándo pensabas contármelo!?
-Estaba pensando en cómo decírtelo – se defendió.
-¿Cómo ibas a hacerlo?
-Con referencias a Madame de Pompadour.
-¿Eh?
-Me he tirado a un rey.
-… Madura.
Álvaro suspiró, colgando el teléfono que ya comunicaba.
Cogió aire un par de veces, y se fue a buscar su revólver.


No es que hubiese querido airearlo así como así.
Su plan era guardárselo, llamar después a Álvaro, razonar con él, y que éste cediese.
Era un gran plan.
Pero Murray se había mostrado superior, sin dignarse si quiera a mirarle, mientras charlaba con Valeria.
Con Valeria.
Y ella, había hecho un sibilino chiste acerca de… Oh, bueno, había insinuado cierto asunto relacionado con él y la necesidad de pastillitas azules.
El cabrón se había reído.
Y Valeria lo había hecho en voz alta.
Muy alta.
Los alumnos le miraban.
-Álvaro no parecía pensar lo mismo anoche.
Kenneth se quedó blanco. Valeria roja.
-¿¡Tu hermano!?
-… ¿Eh?
Llevaba todo el día encerrado en su despacho, tratando de asumir que la gente le consideraba César Borgia.
No le estaba yendo muy bien.
Si Álvaro se enteraba…
-¡TE MATARÉ!
Se había enterado.
Mierda.
-PIENSO MATARTE. PIENSO USAR TODAS LAS TORTURAS QUE SÉ USAR, Y DESPUÉS DESPEDAZARÉ TU CADÁVER Y LO ENTERRARÉ BAJO UNA ACADEMIA DE PAYASOS.
Felipe, aparte de miedo, vergüenza y ganas de suicidarse, sintió indignación. Meterse con su miedo a los payasos no era nada justo.
-Álvaro, todo esto tiene una explicación.
-¿¡TÚ SABES COMO ME HAN MIRADO TODOS!?
-Lo siento, en serio.
-¡VALE QUE ME PAREZCA A NIKOLAJ COSTER-WALDAU, PERO NO SOY JAIME LANNISTER!
-Lo sé.
-PERO ELLOS NO LO SABEN. ELLOS CREEN QUE SOMOS HERMANOS Y CREEN QUE NOS ACOSTAMOS ANOCHE.
-Bueno, nos acostamos anoche.
-¡ESTABA COMO UNA CUBA! CÓMO. UNA. CUBA. ¡Y NI SIQUIERA FUE SEXO DE VERDAD!
-Bueno, ¡no es cómo si tú estuvieses para algo más!
-… ¿¡Y TIENES LA CARA DE DECIRLO!? ¿TÚ? ¡NO ESTABA PARA NADA MÁS, PORQUE TAMPOCO ESTABA PARA LO OTRO! ¡TE APROVECHASTE!
-¡TÚ TE ME LANZASTE ENCIMA!
-¡TÚ TE COLASTE EN MI CASA EN MEDIO DE LA NOCHE!
-¡LLEGUÉ A LAS DIEZ Y MEDIA, PERO TÚ YA NO ESTABAS!
-¡PUES HABERTE IDO!
-¿¡PARA QUÉ TÚ SIGUIESES JUGANDO CON DYLAN!?
-… ¿En serio? ¿Me vas a venir con celos? ¿TÚ? ¿¡TÚ VAS A TENER EL MORRO DE VENIRME CON CELOS A MÍ!?
-¡Yo era un crío!
Álvaro respiraba de forma irregular. Y, o se alegraba de verle – cosa que, en esos momentos, dudaba bastante – o llevaba un revólver.
-No voy a perdonarte esto nunca.
-Álvaro…
-Voy a llevarme el caldero – le espetó –, y no voy a volver a pisar este internado en lo que me queda de vida.
-¡Ni de broma! No sabemos de quién es, Álvaro, no puedes llevártelo.
-Oh, desde luego que puedo. Si resulta que, como castigo por todas mis malas acciones, es tuyo, ya organizaremos todo para no tener que vernos jamás. Jamás.
-Álvaro, podemos hablarlo…
-No. No podemos. Te odio. Mucho. La has cagado de forma… – suspiró – Indescriptible.
-Si me escuchas…
-No te iba a elegir a ti.
Felipe quedó congelado.
-¿Qué?
-No. Te. Iba. A elegir. A ti.
-Pero, lo nuestro…
-Lo nuestro está podrido.
-¡No es cierto! ¿No recuerdas todo lo que pasamos?
-Felipe – comenzó abriendo el pasadizo –, yo era un crío.
El pasadizo se cerró. Felipe quedó mirando hacia la nada. Derruido.
Hasta que vio la lucecita de megafonía encendida.
-¡ROSA! – aulló, dispuesto a asesinar, o como mínimo despedir, a su secretaria.
Todo el Bécquer estalló en risitas y murmullos divertidos.


-Mi tío la ha cagado.
-De forma indescriptible.
Deker ignoró las miradas que le reprendían.
Era demasiado culebrón, y los culebrones le encantaban. Te reías más que con la comedia.
-¿Qué crees que pasará si el niño es suyo? – preguntó Jero.
-No lo sé, pero no será bonito.
-Bueno, al juzgado no puede llevarle, eso está claro.
-¿Por qué no iba a poder?
Todos miraron a Tania con incredulidad.
-¿Por qué mandarían hacer una prueba de paternidad y se vería que ambos son sus padres?
-Bueno, siempre se podrían cambiar las pruebas de paternidad.
-No, uno tendría que quedarse fuera y el juicio no tendría razón de ser.
-De todas formas, yo sigo diciendo que es de Murray.
-Que no fuese a elegir a mi tío no quiere decir que el caldero también se decantase por él.
-A lo mejor el Objeto sabía a cuál quería más o algo por el estilo – propuso Jero.
Quedaron en silencio, considerando esa opción.
-Es posible – admitió Ariadne –, pero no seguro.
-Vamos, Rapunzel, admite que el niño es suyo y ya, son sólo veinticinco euros.
-Y el que tú me restriegues que tenías razón hasta el día de su muerte.
-También.
-No es sólo por eso – admitió –. Estaría bien tener un primo. Y mi tío está muy solo, en cuanto yo me independice sólo le quedará Gerardo.
-Vale, eso es muy triste.
Ariadne le dio un codazo sin hacerle mucho caso.
-¿Cómo vais a explicar lo de que Álvaro no es tu tío?
-Ni idea, Jero. A saber lo que se les ocurre. Aunque es mejor así.
-¿A qué te refieres?
-Era desagradable que todos pensasen que mi padre y mi tío estaban liados – se estremeció –. Automáticamente pienso en los reales y siento ganas de arrancarme los ojos.
-¿No debería ser el cerebro?
-Es una expresión.
Hubo unos instantes de silencio.
-¿Sabéis que El Viejales participa en la porra?
Todos le miraron con la boca abierta.

Deker estaba caminando por los pasillos sin hacer ruido. Era de noche. Estaba oscuro. Él tenía frío y estaba cansado.
¿Que qué hacía entonces fuera de la cama?
Pues que, al parecer, se movía mucho al dormir y la cama era para una sola persona.
Él se había quejado, le había recordado que Rapunzel era la de los cabellos largos como un día sin pan y no la del guisante bajo los colchones, pero fue inútil.
Eran las tres de la mañana.
Él debería estar durmiendo. Es más, era obligatorio que estuviese durmiendo. Si Ariadne no fuese tan picajosa lo estaría haciendo, pero claro, la princesa era un princesa por un motivo. ¡Él no le había dicho nada de que le patease de madrugada! Patear era peor que moverse.
Se prometió firmemente que la próxima vez, mandaba a Jero a dormir al pasillo y quedaban en su cuarto. Luego la echaría de forma cruel.
Se sentía utilizado sexualmente…
-Sterling.
Una. Noche. De mierda.
Se giró hacia El Viejales.
-¿Qué quieres?
-¿Qué haces fuera de la cama? – Deker abrió la boca para responder, pero él negó con la cabeza – Déjalo, me lo imagino. He oído acerca de una porra…
-¿De quién?
-Tengo mis contactos.
-… Jero.
-Le oí hablarlo con la señorita Esparza, sí.
-Mierda.
-Quiero participar.
-¿Eh?
-¿Cuánto habéis apostado?
-Lo máximo he sido yo con treinta.
-Apúntame cincuenta por Felipe.
-¿Y cómo sé que no hace trampa?
-¿Trampa?
-A lo mejor sabe algo de ese objeto que nosotros no sabemos.
-No lo hago.
-¿Y por qué apuesta?
Él miró a los lados.
-Porque Álvaro y Felipe llevan en un sí-pero-no-pero-quizá-pero-no-sé-de-qué-me-hablas desde que eran adolescentes. No se va a ir todo al traste por Murray.
-Eso lo veremos en nueve meses.
Se dieron la mano y cada uno siguió su camino.
-Sterling.
Deker se giró.
-Está de más decir que conoce el uso del profiláctico – dijo con cara de padre sobre-protector.
Deker Sterling volvió a girar muy despacio, y continuó con su camino hacia la habitación sin darle una respuesta.
Una mierda de noche.


Kenneth sintió como su corazón se desgarraba al enterarse.
Le habría gustado enterarse de otra manera. Que Álvaro hablase con él en vez de mandarle a Felipe para que le dijese, de esa forma tan dolorosa, que había tomado una decisión. Pero no siempre se tenía lo que quería, y Kenneth lo aceptaba.
No sintió sorpresa al enterarse de su decisión. Dolor, tristeza, decepción… Sí, por supuesto que sintió todo eso, pero no sorpresa.
Siempre supo que no tenía posibilidades. Siempre.
No podía tener esperanzas cuando veía a Felipe y a Álvaro juntos.
Hubiese pasado lo que hubiese pasado entre ellos, ambos conectaban a un nivel que él nunca podría alcanzar. Se entendían, se comprendían, podían saber lo que pensaba el otro, tenían bromas privadas… A efectos prácticos, llevaban saliendo desde siempre.
Él sólo había sido una piedra en el camino. Un obstáculo pequeño e insignificante.
Lo entendía, y lo aceptaba.
Y por eso estaba allí.
No le gustaban mucho los autobuses, pero hacía demasiado que no conducía. Y de todas formas, en España lo hacían por la derecha. Raro. Madrid estaba demasiado lejos para arriesgarse. Lo había mirado por Internet y salía un vuelo hacia Londres a las ocho de la tarde.
Era hora de volver a casa.
No oyó la discusión por megafonía por unos míseros quince minutos.
Y no supo que Álvaro fue el que encontró su nota, y que corrió hacia su coche para impedirle irse.
Al menos, no cuando estaba sucediendo.


Se sentía como si estuviese en una comedia romántica.
Y no era para menos.
Estaba corriendo por un aeropuerto para evitar que el hombre al que amaba se fuese del país, dejándolo solo y con un niño. Si es que le faltaba ser Hugh Grant…
Le había costado entrar en la zona de embarque, pero finalmente se había comprado un billete, porque no le daba tiempo a dejar inconscientes a todos los guardias.
Y le vio. Soltó un suspiro de alivio mientras se acercaba.
-¿Álvaro?
Parecía estar alucinando.
-¿Cómo se te ocurre irte así? – le espetó – He tenido que venir a buscarte corriendo. A un aeropuerto. Es tan cliché que da hasta risa.
-No creí que hubiese nada más que decir.
-Lo había.
-Álvaro, en serio, da igual – puso una mano en su brazo –. Vuelve con Felipe, yo estoy bien.
-No quiero volver con Felipe. Todo esto ha sido un gran error. Nunca he vuelto con Felipe. Bueno, nunca estuve con él en primer lugar, pero tú me entiendes.
-Pero, él dijo…
-Omitió pequeños pero imprescindibles detalles. Que yo estaba borracho como una cuba, que estaba en mi piso cuando volvía de marcha, que le eché a gritos de mi casa la mañana siguiente… Esas cosas.
-Pero estuviste con él.
-Borracho – repitió –. Y ni siquiera fue sexo de verdad.
-¿Eh?
-Ya sabes, fue solo… Es decir, no hubo…
-… ¿Penetración?
-Dios, que mal suena eso. Pero sí, no hubo… Eso. No fue de verdad.
-Para mí cuenta igual.
-Para mí no. Y estaba borracho – hizo hincapié en eso.
-Por ese tipo de cosas yo soy abstemio – mencionó.
-Ya, es una opción que debería considerar.
-Lo siento, Álvaro, pero eso no cambia nada.
-¿Perdón?
-No quiero quedarme aquí, esperando a que te decidas por uno o por otro. Adiós.
Ambos quedaron en silencio.
-¿No te vas?
-Tengo que esperar a que salga mi vuelo, el que se va eres tú.
-No, hasta que no te des cuenta de lo que te he venido a decir.
-¿A qué te refieres?
-¡Qué te he elegido a ti, pedazo de pánfilo!
-Déjalo, Álvaro. Solamente… Déjalo.
-¿No lo entiendes? Te quiero – afirmó –. Te quiero a ti. Me gusta que te subas las gafas con la yema del dedo índice, y que lleves raya al lado como si fueses un colegial, y que te guste el batido de fresa, y que seas incapaz de usar el español coloquial y que siempre parezca que estás recitando a Shakespeare, y me gusta que te pongas como un tomate, y que recitases, solo moviendo los labios, los diálogos de Don Juan Tenorio entre bambalinas, y que siempre parecieses irritado con mi mera presencia, y que cuando te ofendas pongas la voz aguda, y que sueltes discursitos que yo pueda desbaratar con un comentario gracioso, Dios, no sabes lo que me gusta la cara que pones cuando lo hago, y que sepas sacar carácter cuando haga falta, y que mientas bien, porque quién iba a decirnos que mentías bien, pero lo haces, y que me eches la bronca cuando hago algo que no te gusta mirándome mal para hacerme sentir culpable, y que sea fácil hablar contigo, y meterme contigo, y estar contigo en general. Porque te aseguro que hay poca gente con la que me sienta realmente cómodo, y con la que pueda reírme sin tener que preocuparme por nada más, y tú eres una de esas personas. Y cómo que la otra persona es heterosexual y aunque no lo fuese a Tania le daría un ataque si nos viese juntos y yo lo considero un hermano, pero ese no es el asunto. El asunto es que yo soy gilipollas por no haberme dado cuenta y que si tengo que arrodillarme lo haré. Porque te he venido a buscar a un puto aeropuerto, Kenneth, y sólo falta que uno sea Hugh Grant y el otro Sandra Bullock. Y yo odio los aeropuertos y los evito como la peste y estoy aquí, como un gilipollas, abriéndote mi corazón delante de toda esa gente que parece no tener otra cosa que hacer que mirar esto porque su vida es muy triste. Por cierto, el del móvil ya puede borrar el puto vídeo si no quiere que le de una paliza. Y que quiero que, bueno, lo que tú sabes, sea tuyo. Y no quiero volver a ver a Felipe, porque, ¿todo lo que pudiese sentir? Está muerto, Kenneth. No sé cómo no me he dado cuenta antes, pero es así. Y en serio, si no me dices algo ahora mismo me moriré porque he tenido bastante vergüenza para toda mi vida con lo que me ha pasado hoy. Y la secretaria de Felipe es una zorra que nos ha puesto en megafonía mientras le echaba la bronca, así que puedes ir a preguntarle a cualquier alumno y él te contará que le he mandado al cuerno.
-¿Qué esperas que te responda a eso? – preguntó con la voz tomada.
-No lo sé. La comedia romántica no es muy mi estilo. Me vale con que me digas que no te vas a ir a hacer puñetas a la pérfida Albión y a dejarme con un palmo de narices.
-Lo siento, pero voy a hacerlo.
Los pasajeros comenzaron a cuchichear, Álvaro habría llorado de frustración y se habría dado de cabezazos contra una pared.
-¿Qué?
-Necesito pensar.
-¿En qué?
-En todo esto. Y está habiendo problemas en casa después de que cancelase el compromiso, es mejor que vuelva.
-Pero… ¿Y los quince días de antelación con los que tienes que avisar? ¿Y yo? ¿Y el niño?
-O niña.
-Eso ahora como que no es especialmente importante.
-Vendré en nueve meses para escuchar el veredicto – resolvió –. Si lo es… Ya veremos.
-¿Y si no?
-Y si no, ¿qué?
-Me da igual de quién sea, Kenneth.
-Lo siento, es lo mejor.
-¿Para quién?
-Para todos.
-No estoy de acuerdo.
-Alguna discusión tenía que ganar yo, Álvaro.
-Tampoco estoy de acuerdo, yo nunca pierdo.
-Siempre hay una primera vez.
-No puedes dejarme así – le aseguró.
Kenneth suspiró, dedicándole una tibia sonrisa.
-Llámame de vez en cuando, ¿vale? No me voy para siempre.
Cogió la maleta y se dirigió a la puerta de embarque, que llevaba unos minutos abierta, aunque nadie hubiese entrado.
-Surrealista… – susurró.
Los murmullos se extendieron. Álvaro, despertando, arrancó el móvil que lo había grabado todo de la mano de su dueño y lo lanzó contra una pared.
-¡Mi móvil!
-Vaya, a ti tampoco te funciona el modo avión, ¿eh? Vaya mierda de Transformers venden hoy en día.

Y con esa afirmación, Álvaro Torres salió con la cabeza bien alta, deseando llegar a su casa para poder meterla en el horno.


Ale, y ahí está mi incursión, medio parodia medio alabanza, a las típicas comedias románticas. Un comentario si quieres que Álvaro Torres se te declare en un aeropuerto.

PD: Cada vez que Hook llama a Emma "love" yo disfruto como una enana. Disfruto mucho, en consecuencia. Lo suyo es amor.
PD2: Neal me cae mal. Definitvamente. Sólo le interesa que su padre esté vivo para volver con Emma y Henry, que no es malo, pero Rumple en sí le importa una mierda aunque él se sacrificase por ellos y eso es MAL.
PD3: Aunque me había comido el spoiler de que Martín trataba de descubrir a un topo lo he pasado fatal viendo como le pintan de malo. Porque le adoro. El David ese no me gusta y en el próximo capítulo Laura y Martín van a fingir estar casados y es una de tantas señales de su amor.
PD4: Lily y Marshall y Daisy son amor. Robin y su madre también.
PD5: Son las únicas series que he visto en toda la semana y SUFRO ::llora mucho::.

7 comentarios:

  1. ¡¡Artemisa, eres demasiado!! No te puedes imaginar lo que me río con estos capítulos de Alanis xDD Esta vez no he ido anotando lo que quería comentarte a medida que leía, así que solo te voy a dar el veredicto final: MARAVILLOSO. Divertidísimo y, lo que es más importante: KENNAL. Espero que el bebé sea suyo. Debe serlo. Alanis es nombre de niña. Una niñita con los ojitos de Kenneth y el pelo de Álvaro. Adorable.
    Por cierto, que no te comenté en la otra entrada de tu historia: me gustó mucho, pero estoy de acuerdo con Magik en que la pelea es muy rápida. Yo me perdí un poco con lo que estaba pasando, quizás un poco más de explicación entre los diálogos lo aclararía. Eso sí, a mí la primera parte no se me hizo pesada. Y la Bruja pinta muy bien, creo que se va a convertir en mi personaje favorito! :D Bueno, si sigues publicando... PORQUE SEGUIRÁS PUBLICANDO, ¿NO?
    El motivo por el que no comenté eso en su momento, y de que no comentara en la entrada de EBYN de Epic Us, fueron los exámenes T0T Magik, esto va para ti: ahora mismo no recuerdo detalles del capítulo, pero sé que me gustó... Y QUE QUIERO MÁS >:D

    PD: Los exámenes son duros, y la historia también. Me gusta la clase, pero a la hora de estudiar es la asignatura que más me cuesta... Bueno, historia de España, porque historia del arte me lo aprendo en un periquete ^3^. Oh, y biología también es dificililla... Mucha suerte y ánimo, que dentro de nada ya es verano :D

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    1. Mujer, comenta si quieres y cuando puedas, que no paso la lista de asistencia, xDD.

      Ánimo a las dos con los exámenes.

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    2. En primer lugar, gracias por todos tus halagos que seguramente no mereca pero que me hacen mucha ilu.
      El kennal es fuerte, y yo también me imagino a una niña rubia con los ojos de Kenneth y me caigo muerta, pero no es cosa mía. La todopoderosa moneda elegirá.

      Gracias por las indicaciones =D La bruja mola bastante. A mí, al menos, me encanta, pero no sé muy bien lo que opinarán las personas que no la escriban. Sí, mi plan es seguir publicando, pero el próximo capítulo tardará, ya que es algo complicado de escribir.

      Me apunto a ese párrafo. Exámenes, complicaciones, poco tiempo, quiero más y con más Deker.

      Gracias a las dos por los ánimos ::las sepulta en besos y abrazos y demás::.

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  2. Yo soy muy fan de Deker en este fic, he de decirlo, xDD.

    Bueno, soy muy fan de todo y, sobre todo, de lo de Madame de Pompadour, genialoso total, xDD.

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    1. Es que la grandiosidad de Deker anonada, y lo escriba quien lo escriba siempre se come la pantalla. De él lo ha heredado Cillian. Quiero a esos dos.

      Lo de Madame de Pompadur me salió sólo. Y lo de César Borgia también. Después me di cuenta de los dos y como no se me ocurría ningún personaje histórico que pegase con Kenneth puse a Hugh Grant. Que bailó en la residencia presidencial, y eso mola xD

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  3. Ay, que se me olvidaba:
    Foto buenísima sobre La casa de Hades. No sé si ya la habréis visto o no, pero aquí os la dejo :P
    http://25.media.tumblr.com/3ff1bbf306f7c69c4c6f7aee712b6731/tumblr_mzq9p66IH01sl49coo1_500.png

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