miércoles, 31 de diciembre de 2014

La elegida de la muerte.

Sé que hace casi dos meses que no me paso por aquí, pero la verdad es que he estado muy ocupada. Entre el bachillerato, la escritura de mi novela, las novelas ajenas que he leído, las series que he empezado, las series que sigo, las películas y que parece ser que existe gente dispuesta a soportar mi compañía de forma voluntaria (yo estoy más sorprendida que vosotros) no he tenido un momento.
Pero no vengo aquí, el día del fin de vuestro año, a excusarme. (¿Se ha notado la referencia a El padrino?) Eso sería irrespetuoso con vosotros, maestros del frikismo, y ya sabéis que yo soy una niña muy educada. Una de las razones por las que no he publicado ninguna entrada era que no tenía nada que decir y hacerlo sería perder vuestro tiempo y el mío. Después de un tiempo, pasó lo contrario: demasiadas cosas que decir. Once Upon a Time, Lost Girl, The Librarians, Jane The Virgin, The Good Wife... Muchas series maravillosas que todo el mundo debería ver. ¡Y películas! El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos, ha estado bien. No muy bien, pero bien. Puede que porque me fijase más en Legolas, Thorin y Kili que en el resto de la película, pero eh, con el dineral que me he dejado lo mínimo era poder disfrutarla.
No vengo a hablaros de nada de eso.  Vengo a hacer la reseña de una novela: La elegida de la muerte, de Virginia Pérez de la Puente.

Ya sabéis que adoro contaros mi vida, así que os explicaré como me enteré de la existencia de esta novela antes de hablaros de ella. (SPOILER: me gustó. Obviamente. O no estaría reseñándola porque las cosas que no me gustan no se merecen que pierda mi tiempo.)
Como sabéis, dado que no pierdo ocasión de mencionároslo, estoy escribiendo una novela de fantasía épica. Es decir: mundos imaginarios, una misión que cumplir, novela coral, política medieval, mucha magia, etc., etc. Y, a pesar de ello, podemos considerar que soy una analfabeta en este terreno, porque, aunque lo adoro, no he leído mucho fuera del catálogo juvenil y no estoy en contacto con nadie que siga ese tipo de literatura. Pues bien, un día estaba yo por twitter, como suelo estar yo, porque ya sabéis que me paso el día conectada aunque esté haciendo otra cosa, cuando me di cuenta de que mi número de seguidores había aumentado. Curiosa, fui a ver quién era el nuevo y me la encontré a ella: Virginia Pérez de la Puente. Siguiendo mi procedimiento habitual, me fui a cotillear a su perfil para saber quién era esa tía y, en seguida, me di cuenta de qué era una escritora de fantasía épica española, osease, lo que yo aspiro a ser. Por supuesto, eso supuso que cotillease con más ahínco, por si podía rapiñar algo que me fuese útil a mí (no en las tramas ni en los personajes, claro, pero rapiñando aprendes muchas cosas; os sorprenderíais). Y no sólo quise mangarle su diseñador de portadas, sino que me di cuenta de que sus novelas tenían muy buena pinta. Así que me leí los capítulos gratis por Internet.
Después de largos meses esperando a la Navidad y sufriendo por las ganas que tenía de leerlo, he conseguido el primer ejemplar. Virginia lo tenía muy difícil conmigo. No sólo me había metido bastantes spoilers por mi cotilleo indiscriminado, con ver todos los fanvideos, todos los fanarts y pasarme a visitar el foro, sino que llevaba un par de meses esperando y creándome expectativas. Por si fuese poco, no lo leí como fangirl desatada, qué es como suelo leer yo (para más señas, los comentarios que le hago en twitter a Magik sobre la trilogía que está escribiendo: son todo mayúsculas y reivindicaciones de shipps), sino como intento de escritora. Creeréis que no es muy diferente, pero sí lo es. En primer lugar, porque como fangirl soy capaz de tragarme casi lo que sea y salir bastante satisfecha (es decir, no me desagradó 50 Sombras de Grey, imaginaos el alcance de lo que os estoy diciendo) y en segundo lugar, porque iba a estar comparándolo cada cinco minutos con Canción de Hielo y Fuego, Los príncipes Perdidos, Crónicas de un asesino de reyes, Crónicas de Geralt de Rivia y mi propia historia.
Pues bien, La elegida de la muerte ha conseguido cumplir bastante bien mis expectativas. Diréis que "bastante bien" no es mucho. Yo os explicaré que cuando me creo expectativas, lo hago a lo bestia y son casi inalcanzables: Shakespeare cumple medianamente bien mis expectativas. La novela me ha encantado y la recomiendo muy, muy mucho.


La apasionante fantasía épica de una guerrera enfrentada a su propio destino.

Issi, una mercenaria, camina por un campo de batalla cubierto de cadáveres tras una batalla entre Thaledia y Svonda. Entre los muertos hay una niña moribunda. Cuando se inclina para verla, la niña posa un dedo en su frente e incrusta mágicamente en su piel un símbolo plateado, el Öi, antes de morir. Pronto empiezan a suceder cosas inexplicables relacionadas con la muerte, que le provoca un placer casi sexual. Issi comprende que no puede ignorar el Signo, puesto que el Signo no se deja ignorar, otorgándole un poder que no desea. Y poco a poco el Signo se va revelando como algo mucho más poderoso, y mucho más terrorífico, que el simple dibujo que al principio había creído que era.

Los reyes de Thaledia y Svonda están muy interesados en localizarla, uno para hacerla desaparecer, el otro para utilizarla, mientras bregan en un soterrado juego de dominio. La guerra entre los dos países, las luchas internas y el juego político, el conflicto bélico, reflejan el conflicto que enfrenta a la Vida con la Muerte: la inevitabilidad de la Muerte y su unión inextricable con la Vida, que las convierte en enemigas y, al mismo tiempo, en hermanas.


La elegida de la muerte como ejemplo de escritura tiene mucha miga: las citas de libros propios de ese mundo al empezar los capítulos (cosa que también pasa en La sangre de los elfos (aunque al final de los capítulos) y que a mí me gustó tanto que lo he imitado), los capítulos cortos desde el punto de vista de un personaje y ordenados cronológicamente, la preciosa narrativa, las magníficas descripciones, los personajes estructurados y creíbles, la trama en sí, el acierto con el que va hilando las distintas historias... ¡Todo es genial! Ahora, La elegida de la muerte como novela en sí, es impresionante. Y sí, ahora doy la vez a mi vena fangirl, porque tenerla retenida durante la historia fue imposible.
Intento de Escritora: Te toca.
Vena Fangirl: Muchas gracias ::sonrisa desquiciada::
Intento de Escritora: No destruyas el blog ::la amenaza con un dedo a lo Rotenmeier::.
Vena Fangirl: No prometo nada ::risa escalofriante::.
Vale, lo primero que tenemos que dejar claro es que Adelfried es mío. Bueno, no, es de Virginia. Pero en el fandom me lo he pedido yo antes. Mío.
Bien, ahora que hemos dejado claro este punto y, así, evitado guerras sangrientas e innecesarias por el rey de Thaledia, vamos al meollo del asunto.
Ya en la reseña de Deus ex Machina (leedla, insensatos) separé trama y personajes, diciendo que estos últimos eran mejores que la trama, a pesar de que el argumento era genial. En La elegida de la muerte pasa lo mismo. La historia es genial, el mundo es tan realista y detallado que me ha hecho sentir vergüenza se mis propios escenarios y la gran batalla entre la vida y la muerte es un clásico, sí, y un clásico que funciona aunque se repita bastante. (¿Qué eso no existe? ¿Cuántas veces han exterminado la raza dalek en Doctor Who? Ah, eso pensaba...) Ahora bien, los personajes son tan épicos y maravillosos que barren a la trama, convirtiéndolo en algo secundario.

En primer lugar tenemos a Issi, diminutivo de Isendra, que es una mercenaria thaledii que "no trabaja gratis". Hará incapié en ello, comprensible porque en la Edad Media no existían los sindicatos. Bien, pues Issi es una chica dura que, en realidad, no es tan dura y está más rota y frágil que los muñecos sorpresa de los huevos Kinder por un motivo que no viene a cuento. Issi recibe el Öi, símbolo de la muerte, por puro azar, convirtiéndose en la öiyya. Como eso es un marrón curioso, y rozar el orgasmo múltiple cuando alguien se muere está considerado de mal gusto, se mete en una odisea para tratar de sacárselo de la frente.
Issi puede llegar a cansar un poquito durante la historia, pero me cayó muy bien. Puedo empatizar con ella, ponerme en su lugar, y es una protagonista que, si bien sufre un porrón, también trata de ser fuerte y de no pasarse el día llorando. Lo que es de agradecer.

En segundo lugar tenemos a Keyen, al que yo adoro sinceramente. Maromo de ojos verdes, bastante canalla, dedicado a negocios criminales y que tiene salidas impresionantes y divertidísimas: parece que lo han hecho a mi medida. Keyen es un carroñero, uno de los hombres que aparece cuando la batalla ha terminado y saquea a los muertos sin ninguna vergüenza o remordimiento. Vive bien de ello y está feliz con su vida hasta que su camino vuelve a cruzarse con el de Issi, a la que ya conocía, y se embarca en la aventura de librarse del Öi cuando no tiene ni conocimientos ni mucha libertad. Cabe decir que Keyen está coladísimo con Issi y siempre hace lo que ella dice. Algunos le consideran un pagafantas. Yo creo que, como mucho, es un poquito calzonazos. Pero un calzonazos molón. Y eso cuenta.

En tercer lugar (sí, el orden me lo estoy inventando), tenemos a Tije. Tije sabe más de lo que dice y está en todas partes. Sí, en todas. No dicen directamente que es ella en cada ocasión, pero cualquiera con un cerebro lo deduce. Tije es una constante en la historia, lo sabe todo y lo controla todo. Para mí, es una personificación del azar, pero la autora lleva tres libros y la gente sigue debatiendo, así que es una mujer polémica. Y de ojos iridiscentes. Nos lo destacan mucho y yo no tengo ni idea de como imaginármelos.

En cuarto lugar, tenemos a Adelfried (sí, estaba deseando poder hablar de él). Adelfried es el rey de Thaledia y es un puto dios bajado a la tierra. Literalmente, aunque en el libro no se diga. No se puede molar tanto como Adelfried, en serio. Adelfried tiene que tratar con nobles traviesos, intrigas cortesanas, una guerra que ya dura seiscientos años y con su propia mujer. ¿Habéis visto El rey león? Pues la escena en la que Scar dice: "Estoy rodeado de idiotas..." poniendo los ojos en blanco está pensada para Adelfried. Es irónico, seco y sarcástico, buscando la parte divertida a todo con esa burla ácida que a mí tanto me ha gustado siempre. Sólo decir que es impotente y aun así quiero casarme con él.

En quinto y sexto lugar, tenemos a los amantes de Teruel. Tonta ella y tonto él. Estos dos bobalicones, también conocidos como Thais y Adhar, son la reina de Thaledia y el señor de Vohhio. Nacen de un intento de la autora de parodiar el triángulo amoroso de Arturo-Ginebra-Lanzarote que, obviamente, resulta. Su exquisita y ácida pluma dibuja una historia de amor perfectamente orquestada que, si eres romántico, te resultará enternecedora. Si no lo eres, puedes unirte a mí y a Adelfried y poner los ojos en blanco. Disfrutarás especialmente de la escena de la barbacoa, cundo tú gritas al libro un "¡Oh, vamos!" ante la estupidez de Adhar, siendo secundado automáticamente por Adelfried y su "Oh, venga ya. Sacadlo de ahí." Sí, sé que debo hablar de la pareja y no del rey. Dejadme, él es maravilloso.
En definitiva: ellos se quieren un taco. Podemos saberlo en los sucesivos e interminables "Esposo mío/Esposa mía". Yo me lo pasé pipa con ellos.

En séptimo lugar tenemos a un ídolo. El personaje que ha levantado multitudes. El único que tiene un grupo en Facebook de fans locos por su grandiosidad. El que roba la novela teniendo dos únicas escenas. El jinete del caballito de madera. El emperador de Monmor. El emperador de Monmor es un niño que juega con su caballito de madera sobre los reposabrazos de su trono. Siendo pequeño e inocente, deja que sus consejeros dirijan el país, poco preocupado por la política que no le deja jugar. O eso es lo que nos venden. Eso es lo que QUIERE que creamos. Eso es lo que sus consejeros, idiotas, se creen. Y se equivocan. ¿Ese niño? Un genio del mal. Un genio de la estrategia y la política que se las apaña para dirigir un imperio y llevarlo a la gloria sin que los demás se den cuenta de que lo está haciendo. Dos escenas contadas. Quedará impreso en tu mente. Hará que te recorran escalofríos. En Monmor creen que sus emperadores son la personificación de los dioses: eso sólo nos indica que la llegada de este emperador en concreto estaba profetizada.

Ah, sí, se me olvidaba. En octavo lugar está Carleig, rey de Svonda. Carleig es idiota, os lo adelanto porque, de todos modos, los extremos a los que llega en su idiotez os sorprenderán igual.

Hay más personajes, pero no quiero meteros spoilers indiscriminadamente, así que finalizamos: La elegida de la muerte es una novela inteligente, con una narración preciosa y unos personajes únicos y creíbles. El que Virginia, que además es majísima, haya tenido tantos problemas para publicar sus obras sólo pone sobre la mesa la podedumbre que recorre el sistema editorial. Yo quiero una casita en Tula, la capital de Thaledia. Y, encima, la próxima novela tiene pinta de ser más política y tratar más las relaciones entre los reinos, que siempre son mis partes favoritas, así que estoy expectante por leerla.
En cuanto llegue a mi librería.
...
Estoy deseando poder comprar en Amazon, copón.


PD: El verdadero misterio no es Tije, sino porqué me siguió Virginia en primer lugar. Así que 'enga, ve a adorarla como se merece y a comprar sus obras. Sí, tú, ser que estás leyendo esto. Te miro a ti. No, no cierres la pestaña y cómpralas.

PD2: Feliz año y todo el percal.

2 comentarios:

  1. Pues por si no tenía suficientes libros en la lista de pendientes, gracias a ti añado uno más, que tiene muuuuy buena pinta y a mí también me encanta la fantasía, pero eso tú ya lo sabes ;P

    ¡Un placer leerte de nuevo!

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    Respuestas
    1. Es genial, en serio. Hay un vídeo en internet en el que Hitler dice que es una novela que puede hablarle de tú a tú al "puto yankee de George R.R. Martin y su puta Canción de Hielo y Fuego de los cojones". Por motivos morales, no puedo darle la razón a Hitler. Pero tampoco se la quito. Lee entre líneas ;)

      ¡Un placer leerte a ti también!

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