lunes, 21 de septiembre de 2015

"Pero ésta es mi verdad; yo, Morgana, os la cuento."

¡Hola, maestros del frikismo!
Como sin duda recordáis, llevaba mucho tiempo sin escribir en el blog, lo que en modo alguno me detuvo de seguir frikeando, descubriendo magníficas series, libros y películas que no quiero dejar sin mencionar, por lo que hoy vengo a hablar de una de las mejores sagas de fantasía que he leído durante ese tiempo de sequía bloggera, pero que podría estar entre las mejores de mi vida.
¿Soy buena creando hype?
La saga de la que os vengo a hablar es Las nieblas de Avalón, de Marion Zimmer Bradley. (Antes de que lo preguntéis, sí, se refieren a Avalón en vez de Ávalon en todo momento, pero te acostumbras. O te olvidas de leer el acento.)


Cabe destacar que a mí me gustan mucho, pero mucho, mucho, las leyendas artúricas. Sí, soy consciente de que es un material sobre explotado, que no dejan de sacarse revisiones, ya sea en libros, series o películas, y, si no, aparece de forma solapada en algún otro producto de fantasía. Ya lo sé. Pero el caso es que me gustan mucho. En parte debido a que adoro la mitología celta y, encima, estoy escribiendo una novela de fantasía urbana con ese tipo de ambientación, mas no es algo reciente. Si bien soy gallega, la mayor parte del tiempo no me tomo muy en serio la identidad nacional, a excepción de en la materia mitológica. Los mitos y leyendas son algo que amo en todas sus formas, ya sean griegos, nórdicos, egipcios... Y, dado que he estado en contacto con la cultura celta desde que empecé mi formación académica, supongo que tiene sentido que la adore. ¿Que me frustra un poco el que sólo se recuerden los mitos artúricos, dejando de lado un riquísimo material celta tan digno de estudio como las historias sobre Camelot? Desde luego. ¿Considero que eso repercute de manera negativa en el propio material artúrico? No necesariamente. Hay algunas visiones que son absurdas como poco y que no añaden nada, no innovan y sólo tratan de aprovechar el tirón, pero también hay historias geniales que se merecen nuestra admiración y consideración. Las nieblas de Avalón, a mi entender, corona la lista de material que merece la pena, sin intención alguna de desmerecer otras magníficas obras como Merlin, la serie de la BBC, que se pasa las leyendas artúricas un poco por el forro y es una adaptación MUY libre, pero no deja de ser divertida, tener detalles grandiosos y resultar realmente entretenida. Además de Eoin Maken sin camisa. Lo que es bien.

Libros relacionados con el celtismo que tengo actualmente en mi cuarto, junto con un colgante con forma de trisquel celta.

El caso es que Las nieblas de Avalón, si bien tiene en cuenta todo el trasfondo, digamos, canon, no deja de ser una adaptación, pues nos cuenta la versión de un personaje que, en la mayor parte de las novelas, aparece como la mala: Morgana le Fay.

En mi vida me han llamado de muchas maneras: hermana, amante, sacerdotisa, hechicera, reina. Ahora, ciertamente, soy hechicera, y acaso haya llegado el momento de que estas cosas se conozcan. Pero, a decir verdad, creo que serán los cristianos quienes digan la última palabra, pues el mundo de las hadas se aleja sin pausa del mundo en el que impera Cristo. No tengo nada contra Él, sino contra sus sacerdotes, que ven un demonio en la Gran Diosa y niegan que alguna vez tuviera poder en este mundo. A lo sumo, dicen que su poder procede de Satanás. O bien la visten con la túnica azul de la señora de Nazaret (que también, a su modo, tenía poder) y dicen que siempre fue virgen. Pero ¿qué puede saber una virgen de los pesares y tribulaciones de la humanidad?
Y ahora que el mundo ha cambiado, ahora que Arturo (mi hermano, mi amante, el rey que fue y el rey que será) yace muerto (dormido, dice la gente) en la sagrada isla de Avalón, es necesario contar la historia tal como era antes de que llegaran los sacerdotes del Cristo Blanco y lo ocultaran todo con sus santos y sus leyendas.

Esto fue lo que leí en la reseña de Imaginarios y, me pareció tan condenadamente brillante, que no esperé mucho antes de comenzar con esta fantástica saga.
Aunque quizá no he sido muy exacta, pues no se trata sólo de la historia de Morgana. Es la visión que tenían los seguidores de los antiguos ritos durante la Edad Oscura inglesa, de la que no se conserva mucho, cuando el cristianismo se extiende como la peste y el saber antiguo es apartado de mala manera, siendo sustituido por un fanatismo crispante y un montón de supersticiones medievales. Aviso de que en esta novela, aunque no critica a Dios per se, le mete una caña al clero medieval que no veas. Te dolería leerlo de no ser porque el clero medieval da mucho asco en esta novela y esperas que la Dama del Lago se los cepille y expulse el cristianismo de las islas de una patada en el culo. Obviamente no pasa, pero tú lo deseas mucho.

Una escena de la adaptación televisiva con las sacerdotisas de Avalon.

El caso es que, aunque Morgana es la que nos relata la historia, en su mayor parte en tercera persona, encontramos tres perspectivas, pues las sacerdotisas de la Diosa Madre pueden ver retazos del pasado y el futuro y ven dentro de las almas de la gente y demás. El caso es que Morgana escribe, principalmente, la visión de su madre Igraine, la suya propia y la de Ginebra. Esto se debe a que Zimmer Bradley es una activista del feminismo y, gran parte del sentido de esta obra, se trata de que sean las mujeres las que cuenten una historia que, desde siempre, nos ha llegado de mano de los hombres. Por una parte me parece genial, puesto que le da mucha personalidad a la historia, pero creo que esto llega a jugar en su contra hacia el final pues, no sabiendo que la intención de la autora era utilizar sólo a mujeres como narradoras, no dejaba de preguntarme cuando íbamos a tener una perspectiva de Arturo o Lanzarote. Creo que una conversación privada entre esos dos habría sido un añadido maravilloso a la novela, pues casi toda la información que tenemos de la corte de Camelot la recibimos a través de La Petarda. La Insoportable. La Pedorra. La Irritante. La Fanática. La Hipócrita. La Tonta del Culo. En definitiva, el personaje más CARGANTE de la historia: la reina Ginebra.
Pff...
Qué hartazgo de tía, es que ni os lo imagináis.
Tanto Igraine como Morgana son mujeres de la isla de Avalon, conocedoras de las antiguas costumbres, con algo de visión y mucho carácter. No se dejan manipular así como así y luchan por su felicidad. Ginebra es una mujer cristiana del siglo V. Pff... La consistencia histórica está muy bien, no se me malentienda, pero la mayor decepción del libro es que Ginebra no fuese desmembrada por caballos salvajes. Asco de tía. Podemos comprender que sea ignorante, pues nos recalcan que las mujeres cristianas eran educadas para que estuviesen calladas e hiciesen bonito, podemos comprender que sea sumisa, pues la iglesia de ese entonces criaba a las mujeres para someterse a los hombres, podemos comprender que le guste Lanzarote, porque está bueno que te cagas, podemos comprender que su forma de comportarse, en definitiva, porque es fruto de la sociedad de su época. Pero no facilita el leerla sin arrancarte los pelos. Nos os imagináis el bajón que me daba cada vez que tocaba una parte suya. Pff... Dios, sólo recordarlo y quiero dejar de escribir sobre esto e irme. Vale, nos ponemos. Ginebra es una gilipollas. Así, para empezar. No es gilipollas en plan Gwen de Merlin de la BBC, que era sosa y aburrida y no pegaba una mierda con Arthur, no. Ginebra es estúpida en cuanto a ser una niña de cinco años. No, en serio. Es una cría. Tiene miedo a salir de su castillo porque, aunque estén en la otra punta del país y los sajones ni se acerquen a los dominios de su padre, tiene miedo que que les ataquen. Le da miedo el exterior, gente, porque no está rodeada por murallas. Le da miedo casarse porque los hombres son muy fuertes. Obliga a Igraine a ir en palanquín, aunque sea incómodo, lento y acaben mareadísimas, porque los caballos también le dan miedo. Le da miedo casarse con Arturo. Le da miedo que le guste Lanzarote. Le da miedo no ser buena reina. Le da miedo no tener hijos. Le da miedo dormir sola. LE DA. MIEDO. TODO. Es muy patético. Y, cuando supera ese tipo de cosas (en cierto modo), se dedica a perseguir a Arturo por todo Camelot o bien lloriqueando o bien gritándole que no pueden permitir que haya religión distinta al cristianismo en Britania y Dios les está castigando por su culpa. Pff... Qué. Cansina. La odio mucho. ¡Y todo el mundo en Camelot la adora! No lo entiendo. Son tontos todos.

Ginebra. Guapa, pero estúpida.

Pasando a personajes que me inciten menos al asesinato, tenemos a Igraine. Igraine, hija de la Dama del Lago y del Merlín de Britania, en ese momento el druida Taliesin, se casó muy joven con Gorlois de Cornualles, un romano, para tender puentes entre esas sociedades. A pesar de todas las diferencias que hay entre los romanos y Avalon, sobre todo en lo referente al trato con la mujer, la pareja acaba por llevarse bien entre sí, sobre todo cuando Igraine da a luz a Morgana, aunque Gorlois quisiese un heredero varón. Vamos, que todo está bastante bien hasta que, de la nada, su hermana Viviana, la sucesora de su madre como Dama del Lago, y Taliesin aparecen en Tintagel, su castillo, para explicarle que debe nacer un rey entre Uther Pendragon y una hija de Avalon, pues así será seguido por cristianos y paganos celtas. Y todas las señales apuntan a Igraine como la madre de ese Gran Rey. En un principio, ella se niega, pues no quiere que su hermana siga jugando con ella y controlándola como una marioneta, pero cuando conoce a Uther... Bueno, voy a dejarlo ahí para no desvelaros la historia, que a mí me encantó, pero tiene un desarrollo creíble, consecuente y muy interesante.
Igraine, en definitiva, es una mujer decidida que no se deja pisotear. Soy fan suya.

Igrainne en la adaptación televisiva.

Y, si la madre es bastante genial, ya no hablemos de la hija.
Morgana no sólo es muy despierta para su edad, sino que además hereda los poderes de la isla de Avalon, siendo muy capaz en cuanto adivinación y otras artes que allí practican. Pero, por desgracia, no es guapa. Y no sólo eso, si no que, cuando su padre muere y su madre se casa con Uther, ella queda por completo en segundo plano. Nadie hace ni caso a Morgana, pues su madre está demasiado ocupada con Arturo y sus deberes como reina y esposa, así que pasa de quererla mucho y preocuparse por ella a ignorarla. ¿Os había dicho que Igraine molaba? Bueno, pues al principio os juro que lo hacía. El caso es que, cuando su tía Viviana vuelve a visitarlas y ve el poder de la niña, se la lleva a Avalon para criarla como una sacerdotisa y prepararla para ser su heredera, pues, aunque ha tenido decenas de hijos, sólo dio a luz a una niña y ésta murió recién nacida, siendo lo más parecido a una hija su hermana pequeña, Morgause, que no tenía talento como sacerdotisa y era demasiado ambiciosa, lo que resultó en enviarla con Igraine junto a Gorlois cuando la primera se casó con él, y Morgana. El caso es que Morgana pasa su juventud en Avalon hasta que Viviana la traiciona. No os diré cómo. Sólo diré que pasó en Beltane. No es un gran spoiler, porque hay media docena de Beltanes en esta historia y en todos pasa algo importante. En fin. El caso es que después de una temporada con su tía Morgause, se va a vivir a Camelot, donde permaneceré la mayor parte de la saga.

Morgana. Ídola y magna aunque la túnica de sacerdotisa no sea azul, sino naranja. Ecs.

El personaje de Morgana es muy complejo y, a la vez, muy interesante. No sólo es una mujer decidida y consciente de sus limitaciones, si no que además es muy fiel a sus creencias y, al contrario que otras, no trata de imponerlas sobre las de nadie. Pero, por supuesto, Morgana no es perfecta. Es más, comete un millón de errores, la mayor parte de las veces empujada por las circunstancias y las decisiones que otras personas toman por ella, y las cosas pocas veces le salen bien. De veras. Incluso cuando nadie conspira en su contra directamente, se puede armar un gigantesco y complejo malentendido que acabe con ella sufriendo. Lo que caracteriza al personaje es que no suele romperse y lloriquear, sino que, después de sufrir por las adversidades, se levanta y sigue luchando por alcanzar su felicidad. Vamos, que no sólo es sabia, inteligente, un punto divertida y tiene carácter, sino que además es resolutiva. Una gozada de personaje que Zimmer hace muy real, pues, incluso cuando comete barrabasadas de la leche que tú ya sabes cómo van a acabar por los mitos artúricos, comprendes su forma de actuar. Es más, yo no podía dejar de asentir, pensando que haría lo mismo en su lugar.
Bueno, no.
Primero mataría a Ginebra.
Pero a parte de eso nos entendemos muy bien.

Otros personajes, no tan principales, pero aún así importantes, son, por ejemplo, los caballeros de la mesa redonda. Aunque son muchos, Zimmer consigue hacerlos distintos entre sí, consigue que comprendas sus actitudes e identifiques con rapidez sus personalidades, además de introducir, ya sea directa o indirectamente, las aventuras centradas en ellos al margen del rey Arturo, lo cuál me encanta. Mi favorito es Accolon, el hijo de Uriens de Gales del Norte, por motivos obvios, entre los que está el ser pagano, pero Lanzarote y los hijos de Morgause también son muy épicos.
Esa es otra, Morgause. Morgause aparece siendo una niña guapa y coqueta, que mira demasiado a los chicos, hasta el punto de avergonzar a Igraine y a Gorlois, pero evoluciona mucho. Es una mujer inteligente, astuta y ambiciosa, que considera que el fin justifica los medios, siempre que el fin la beneficie a ella. Además, tanto ella como Lot, su esposo, son muy liberales, así que además de su vida marital tienen varios amantes sin darle mucha importancia. Mola un montón, en serio. No os quiero meter spoilers, así que no os puedo describir su grandeza. Sólo decir que, al final, descubrimos que lleva años destruyendo a Ginebra sin que se sospeche de ella ni se repare en que la están destruyendo, por lo que yo soy su fan incondicional.

Morgause poco favorecida, pero siendo malvada. Y eso siempre mola.

Otro personaje es Arturo, que aparece poco y casi siempre relacionado con la imbécil de Ginebra, pero mola mucho también. Es un buen rey. Si no se hubiese dejado influir por su mujer y San Patricio... Si no hubiese dado de lado a la Antigua Religión... En fin.
Aparece San Patricio, por cierto. Aquí Zimmon se salta a la torera todo lo que conocemos de la figura del santo irlandés, que se caracterizaba por respetar la cultura y mitos de la zona, aunque supeditándolos al cristianismo, y lo convierte en una suerte de fanático insoportable. Supongo que los irlandeses la pondrían más verde que uno de los tréboles de dicho santo.
Kevin, el bardo, también es muy interesante, sobre todo en cuanto a la visión que tiene de sí mismo, pues es deforme debido a un ataque a su aldea en la que casi lo queman vivo. O algo así. No me acuerdo muy bien de porqué era deforme. El caso es que su relación con las mujeres se ve  muy condicionada por ello.
Y de Lanzarote hablaré en la parte de los spoilers.

En definitiva, se trata de una obra inteligente, con varios niveles de lectura, que, si bien está empapada de magia, no deja de ser bastante realista en cuanto a la psique de los personajes, además de consecuente con la historia y los mitos artúricos, aunque estos últimos estén adaptados a la visión de Morgana.
La recomiendo encarecidamente.

(SPOILERS de toda la saga.)

Sí, he puesto una parte con spoilers sólo para divagar sobre Arturo y Lanzarote. ¡No, no os vayáis, gente que no ha leído la saga pero lee la parte de spoilers por defecto y me conoce! No se trata de una de mis paranoias como la de que Timón y Pumba estaban liados (¡lo estaban!), esto es canon. En parte.
Durante toda la saga, Lanzarote, el tío más caliente de Britania, sólo coquetea con Morgana, pues buscaba perder la virginidad, con Ginebra y con Elaine, su mujer. Bueno, no. No llega a coquetear con Elaine, pues ésta y Morgana lo engañan con un bebedizo para que crea que está con la reina, dado que su aventura pone en peligro a Camelot y deciden que tiene que casarse. Bueno, esa es la razón de Morgana. Elaine sólo quería un pedazo de Lanzarote. Lanzarote era el equivalente a los grupitos para adolescentes de hoy en día.
El caso es que yo, al menos, no sospeché nada hasta que tiene esa conversación con Morgana, no recuerdo el libro, en la que le confiesa que tiene dudas sobre su sexualidad, que a veces cree que ama a Ginebra sólo porque es una forma más de amar a Arturo. Y es cierto, aunque luego él se asuste y le quite importancia a sus palabras, pues después nos dan varios detalles, como alguien burlándose de Lanzarote porque, en su juventud, cantó en la corte de Lot una canción sobre el amor entre caballeros. Vamos, que coqueteó con Morgana porque quería probarse a sí mismo que era heterosexual, se enamoró de Ginebra por Arturo y se casó con Elaine por haberla deshonrado creyendo que era Ginebra.



¿Conclusión?
Estaba colado por Arturo.
Eso lo sabemos. La parte que, me habría gustado, Zimmer puso haber aclarado era si Arturo se sentía del mismo modo.
Es decir, cuando propone el trío suelta ese:

—Ven aquí, Ginebra —dijo, sentándosela en la rodilla—. Sabes que te amo. Creo que a nadie en el mundo amo tanto como a ti y a Lanzarote... salvo a...
Tragó saliva. Ginebra pensó de pronto: «Nunca pensé que, así como yo amo a Lanzarote, bien puede haber alguien a quien Arturo ame sin poder tener. Tal vez por eso Morgana se burla de mí: porque conoce el amor secreto de Arturo... o sus pecados.» 

Deducimos que esos puntos suspensivos se refieren a Morgana, a la que siempre ha querido mucho y que fue su primera vez. Entonces, vemos que menciona a las dos únicas mujeres que, que sepamos, han compartido su cama, junto a Lanzarote. ¿Quiero decir esto algo? ¿Sí? ¿No? Me gustaría pensar que sí, porque Arturo mola y que esté enamorado de Ginebra lo estropea bastante, pero eso queda para cada cual porque, como ya he dicho, Zimmer en ningún momento lo confirma.
Además, luego Arturo toma como amante a Niniana. ¿Quiere decir eso que no estaba enamorado de Lanzarote? No, pero apunta hacia la heterosexualidad. ¿Nos decantamos por esa interpretación o lo atribuimos a un intento de despiste?
Yo pongo la pregunta sobre la mesa.

Arturo y Lanzarote. ¿Compañeros de armas o "compañeros de armas"?

PD1: Sí, el resumen de La sangre del Olimpo sigue en marcha, tranquilos.

PD2: No he visto la adaptación televisiva, aunque quiero hacerlo, así que no me preguntéis por ella.

2 comentarios:

  1. Esta claro que el mundo necesito mas Eoin Maken sin camisa xD
    Yo también soy fan de las leyendas arturicas y la revisiones desde el punto de vista femeninos me encantan pero siempre me falta una Morgana mas malvada y una Ginebra menos estúpida.
    Seria fan de Lanzarote y Arturo si no hubiera visto Merlin de la BBC. Aunque yo siempre he tenido la teoría de que Arturo era bisexual o por lo menos muchos autores suelen tenerla.
    Muy buena Reseña.
    Por cierto, te he nominado a los Liebster Award.
    Un Saludo

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    1. Amén, hermana, xD

      Yo adoro las leyendas artúricas y siempre estoy dispuesta a entrar en un nuevo Camelot, pero echo en falta algo más sobre los otros caballeros y, sobre todo, sobre el material no artúrico. No sé, yo estoy trabajando sobre la leyenda de Deridre y hay muy poco sobre el considerado mayor y mejor romance del ciclo de Ulster. Cosas como esas.
      Las revisiones desde el punto de vista femenino son geniales y, si te gustan, te recomiendo encarecidamente Memorias de una zorra, sobre la historia de Helena de Troya. No tiene componente mítico, pero el personaje cobra un montón de matices.
      A mí me gustan las Morganas grises y malinterpretadas, pero reconozco que es porque amo a las brujas en todas sus formas y suelo ponerme de su parte, xD Sobre Ginebra, creo que el personaje en sí tiene bastante potencial debido a su situación y a los conflictos que debió atravesar, pero la verdad es que no me he encontrado una que no me provoque un sarpullido.

      También es cierto. No se me ocurrió que pudiese ser bisexual. Shame on me!
      El merthur es lo mejor en la serie de la BBC y yo lo shippeo a muerte, pero en esta novela no acabo de ver a Arturo con ninguno de los merlines y Lanzarote es guapete.

      Y gracias, tanto por tu comentario como por la nominación. Ahora mismo me pongo a ello ;)

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