domingo, 5 de octubre de 2014

Escribir NO es fácil

En primer lugar quiero aclarar que sí, escribiré el balance del capítulo de Águila Roja. Mañana. O pasado. Antes del próximo Jueves. O el próximo Jueves en sí.
En segundo lugar, una amiga mía ha escrito un blog y debo comentároslo. Nobleza obliga, ya sabéis. Muy pro-británico todo, pero ese pueblo cuenta con mi aprobación porque sin él no tendríamos Sherlok, Merlin, Doctor Who o a Deker Sterling. Y el mundo sería un lugar aún más triste.

En todo caso, hace unos días leí algo por Internet que me mosqueó. Vosotros sabéis que yo me mosqueo con facilidad, así que no os sorprenderá mucho. El caso es que leí una entrada en la que el típico imbécil de turno afirmaba que, para un escritor vocacional, escribir es fácil y no un trabajo. Eso me cabreó bastante.


Últimamente está popularizado que si te gusta escribir no es difícil hacerlo, lo que es una gilipollez como una casa de grande.
Yo adoro escribir. Escribí mi primer cuento a los seis años y no he parado de hacerlo desde entonces, por mucho que ahora me avergüencen mis primeros intentos en la escritura. Tendré talento o no, pero os aseguro que ME ENCANTA hacerlo. Leer y escribir son cosas sin las que yo no existo como persona. Vivo por y para la ficción: novelas, fanfic, películas, series... ¡No puedo existir sin ella! Y os digo, con toda sinceridad, que es difícil.
Que te guste hacer algo, que te valga la pena invertir tu tiempo, energía y pensamientos en ello, no lo hace más fácil en ningún sentido. Es como si a un hombre le gusta la relojería. Cuando llega a casa después de un duro día de trabajo se pone a crear maravillosos relojes que te dejan sin habla y lo hace con una sonrisa. ¿Acaso diríais "¡Qué fácil es arreglar relojes!"? No, porque la relojería es complicada y que a él se le dé bien, no cambia eso.
En cuanto a escribir, es más o menos lo mismo. O sin el menos. La amiga que os acabo de comentar me dice de vez en cuando --cuando le comento mis andanzas de junta-letras, que ella escucha porque es amor-- que no podría escribir porque no tiene imaginación. Y la imaginación es una herramienta imprescindible para un escritor, oye, pero no es lo único necesario.
Uno se imagina una historia espectacular e impresionante, que se sale de serie y que puede interesar a un montón de gente. Pues eso, es el primer paso: la idea. Lamentablemente, no hay ninguna máquina mágica a la que podamos conectar nuestro cerebro para que drene esa historia y se ponga sobre el papel. O afortunadamente, porque la idea no vale para nada por sí sola. Pongamos un ejemplo, manido y aburrido, pero es el que se me ha ocurrido así a priori:
Una adolescente que vive con su madre se queda huérfana, descubriendo así que su padre sigue vivo y es un multimillonario que estaba casado cuando ella nació. Se va a vivir a su mansión y se enamora del novio de su hermana.
Bien, pues eso, que no llega a sinopsis, es la primera idea. Hasta ahí muy bien. No hay complicación alguna. Los problemas llegan cuando empezamos a poner las cosas sobre el papel.

Sabemos que la adolescente no es de una clase muy elevada y que su madre se muere y después aparece el padre rico. Podríamos considerar que la reacción es obvia, pero nada más lejos de la realidad: ¿Cómo es la chica? ¡No sabremos como reaccionará ni que hará hasta que lo decidamos! Ella, llamémosla Gertrudis, puede ser de formas muy distintas. ¿Es orgullosa? ¿Es dubitativa? ¿Cariñosa? ¿Distante? ¿Divertida? ¿Triste? ¿Extrovertida? ¿Introvertida? ¿Quería mucho a su madre? ¿Cómo era su relación? ¿Cercana? ¿Distante? ¿Cómo le afectaría entonces su muerte? ¿Y el conocer a su padre? ¿Le abrazaría y lloraría sobre su hombro? ¿Le mandaría a la mierda por aparecer tantos años después? ¿Qué haría? ¿Y por qué lo haría? ¿Y cómo afectaría eso a la trama? Y luego está el padre. ¿Es un buenazo o un padre severo? ¿Si es un buenazo dónde coño estaba mientras Gertrudis crecía? ¿Y si es severo y la niña se la trae al pairo porque va a buscarla y no le manda a la mierda? ¿Y la hermana, llamémosla Pancracia? ¿La aceptará o la odiará? ¿Y el novio, llamémosle Camilo? ¿Es un chico bueno y dulce o un cabrón del quince? ¿Si es bueno y dulce como puede jugar con las dos hermanas? ¿Si es un cabrón del quince porque Gertrudis se enamora de él? ¿Eh? ¿EH? 
La cosa ya no es tan sencilla cuando tienes que desarrollar a un personaje. ¡Y no puedes ponerte a escribir y lo que te salga! No. No puedes. Porque, cuando son personajes principales, tienen que adecuarse a la acción. Si Gertrudis se va a pasar la novela como un alma en pena por el amor de Camilo, no puede ser fuerte, inteligente y práctica. No encaja. Si Camilo no va a parar de dudar entre las dos hermanas, no puede ser directo y resolutivo. Si la hermana no se va a pispar de nada, no puede ser inteligente e intuitiva. En esto contrastan los secundarios, puesto que por norma general, sólo deben ser extrovertidos para empezar a relacionarse con la protagonista recién llegada. Luego son todos tuyos. Puedes hacer con ellos lo que quieras. Algunos simplemente pasan y son peleles con nombres a los que los protagonistas lloriquean. Otros los desarrollan, se dejan llevar y se comen la pantalla.

Así deben sentirse un montón de pobres personajes secundarios.

Luego está la acción, porque no puedes hacer que a los personajes les pasen cosas contínuamente, ¿vale? No puedes pasarte la novela con saltos temporales. Camilo no puede decirle a Gertrudis que prefiere a Pancracia y en la próxima escena, una semana después, se vuelven a encontrar y lo resuelven. No, a los personajes les pasan cosas, pero deben lidiar con ellas. ¡No puedes saltar a cuando lo resuelven o lo superan! Sería más práctico, pero el lector sentirá que tu libro es un timo y se ofenderá. Esa parte es complicada, porque tienes que contar y hacer interesante algo que no importa realmente. Si Camilo pasa de Gertrudis, ella se sentirá mal y sufrirá. Tú lo sabes. El lector lo sabe. Y, de todas formas, tienes que contárselo. Tienes que conseguir que el lector se interese y atienda al relato de algo que es obvio, de algo que ya sabe.


Cuando la madre de Gertrudis muere, eso tiene que afectarle de alguna manera y a largo plazo, ¡no puede olvidarse de ella de un día para otro! Pero claro, si se pasa las primeras doscientas páginas llorando en cada escena porque la echa de menos, tus lectores --y seguramente tú mismo-- la odiarán y estarán de ella hasta la coronilla. Tienes que buscar el equilibrio para que las acciones de los personajes tengan sentido.
Y esa es otra.
¿Crees que tienes la trama perfectamente planeada? Pues vuelve a pensar. A medida que escribas, que pienses, que reflexiones, que leas y que conozcas, vas a tener nuevas ideas. Y esas nuevas ideas pueden ser fantásticas, puedes adorarlas, pero van a producir un cambio. Un montón de escenas que tenías planeadas han perdido el sentido y tienes que cambiarlas o, directamente, borrarlas. Y a llenar sus lugares otra vez. Porque tienes que conseguir que las escenas tengan sentido, que el desarrollo, tanto de la acción como de los personajes, sea coherente. Y eso no es nada fácil. ¿Sabéis esos puzles en 3D? Pues es algo parecido. Encajar las escenas es como ensamblar las piezas de un puzle de ocho millones de piezas diminutas. Con la excepción de que las piezas las creas tú. ¿Qué es más sencillo? Eso os creéis vosotros. En cuanto modificas una pieza para que se adecue a la anterior, la que encajaba con esa se ha ido al traste. Y así sucesivamente. Al final acabas sobre tu mesa de trabajo, llorando a moco tendido y con un tubo de superglú en la mano, untando las piezas por todas partes para pegarlas y poder acabar con esa tortura. Las piezas se despegan y caen y dan una impresión terrible y tú planeas tu suicidio.


Y una vez que has acabado. Que has escrito tu novelas, el trabajo no acaba: toca la revisión. No sólo ortográfica y gramatical, también a nivel de trama. Ahí ya estás jodido. Si creías que habías tenido difícil el rompecabezas, ahora descubrirás que hay TODAVÍA más cosas que no encajan. Así que, ahí estás, volviendo a revisar y a revisar, reensamblando todas las piezas para que la novela sea coherente.


Esto a grandes rasgos, ¿eh? Porque puede que sea una novela histórica. O en otra ciudad. O que uno de tus personajes sepa cosas que tú no. Entonces entra en juego la investigación y nuestra amadísima amiga: la Wikipedia. Pero vamos, que es un marrón curioso.
Y, cuando crees que todo está acabado y guardas la novela, te equivocas. Queda la última y grandiosa parte. Esa en la que la dejas olvidada en un rincón durante años hasta que la encuentras, te la lees, y te das cuenta de que es una mierda. De que la trama hace aguas. De que los personajes son planos y aburridos. De que las situaciones no tienen sentido. De que no es una historia original. De que se parece sospechosamente a esa novela que habías leído, o a esa película que habías visto o a esa serie que habías seguido. De que lo has arreglado todo metiendo una Mary Sue de mediadora. De que tiene tantos clichés que parece un badfic. De todas esas pequeñas cosas que te hacen borrar la historia, meter la cabeza bajo la almohada y recordarte que, después de todo, tú siempre has sabido que no conseguirías vivir de la escritura.



Así que el que opine que escribir es muy fácil, está cordialmente invitado a irse a tomar por culo. Le deseo un desgarro anal múltiple =D

PD: Puede que las situaciones estén un poquito exageradas, pero, a grandes rasgos, es todo verdad. Pensadlo antes de decir que escribir no es un trabajo y no merece retribución económica, porque ya veis que no es NADA fácil.
PD2: Ese es el tipo de cosas que te ocurre con una novela normal. Pensad en un formato más complicado, como el de George RR Martin, y entenderéis porque el pobre hombre tarda tanto en escribir.


6 comentarios:

  1. Si escribir fuera fácil, todo el mundo lo haría. Bueno, vale, hay gente como la de 50 sombras que escribe mierdas, pero, oye, al menos las termina, cosa que mucha gente es incapaz de hacer. Porque es jodido hasta terminar una historia, ya no digamos algo decente.

    Porque es lo que dices, lo del puzle: la historia tiene que encajar, tiene que resultar natural, los personajes tienen que ser humanos y coherentes, el estilo tiene que ser cuidado... Son un montón de elementos con los que hacer equilibrios para que quede bien. Y, a veces, ni poniendo todo el cuidado y el cariño del mundo, ni siquiera se consigue, porque yo creo que esos elementos tienen que funcionar. De nada sirve dar giros potentes, si los personajes caen mal al lector, si no logras llegar a él, emocionarle. Y eso es súper difícil. Ya sabes que yo escribo mucho, que para algo me beteas, pero mis buenos quebraderos de cabeza me ha costado y muchas veces me he topado con auténticos abortos literarios, que les llamamos una amiga o yo: en tu cabeza, algo puede molar mucho, pero luego queda meh, por no decir que directamente es una mierda. Por ejemplo, Rubén, colega, qué aborto literario me salió con él, xDD.

    Hostia, tú, lo que me estoy enrollando. Venga, a ver, conclusiones: completamente de acuerdo contigo y quien diga que escribir es fácil, es porque nunca lo ha intentado o es idiota... o ambas. Y lo dice alguien que adora escribir por encima de todas las cosas... Bueno, salvo por encima de Tom Hiddleston, pero es que las letras no tienen esos ojitos que tiene mi Tom n_n

    PD: ¿Has visto Grimm alguna vez? Porque lo del relojero me ha recordado completamente a Monroe, de esa serie, xDD.

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    1. Yo nunca, NUNCA he conseguido terminar una. Es decir, relatos cortos para el colegio o concursos estudiantiles sí, pero una novela nunca. Así que los que dicen que escribir es fácil me repatean el triple. Si ya soy incapaz de acabar una, escribir algo decente, como tú dices, es una odisea.

      Tienes razón absolutamente en todo y yo no podría explicarlo mejor. Otra buena metáfora para escribir es el encaje de bolillos, porque anda que no hay que tener cuidado al detalle.
      La verdad es que sí escribes mucho y muy rápido. Cada vez que recibo un mail tuyo veo lo poco que he escrito yo y me flagelo xD
      Pues a mí, como he dicho ya varias veces, me cae bien Rubén. En serio. Y más ahora que va a ser un asesino y se va a liar parda. Que sigue necesitando un par de hostias y un paquete de antidepresivos, pero yo le quiero igual.

      Es frustrante. Yo no les grito a los demás que eso no es un trabajo y que podría hacerlo un niño de tres años. Pero claro, casi todos los que lo dicen se consideran demasiado buenos como para intentarlo... ¬¬
      Es que lo tuyo con Tom es amor del bueno xD

      PD: No, la tengo en pendientes. Lo del relojero se me ocurrió por el padre de Thomas, el reloj de "El curioso caso de Benjamin Button" y un personaje que mío que conoceréis como... En el siglo que viene =P

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    2. Bueno, he de decir que con la saga de Los príncipes perdidos estoy muy on fire, xD. No sé, me está saliendo casi sola. Basta que diga eso como para que las musas decidan reírse de mí y ahora me quede atascada, xDD.

      Pero es como esa gente que dice que estudiar letras es fácil y se hace con nada. Dios, cómo me repatea esa gente. Sí, las mates y la física son complicadísimas, pero que traduzcan latín o comenten una obra de arte, a ver qué sencillo es ¬¬U

      Tom y yo forever and ever.

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    3. Ah, vale, menos mal, me siento mejor conmigo misma xD A mí me da por rachas. A lo mejor escribo tres o cuatro capítulos en una semana, pero llevo atascada en un capítulo dos meses. O tres. Puede que cuatro. En fin.

      Me dan ganas de coger las frases de griego, estampárselas en la cara y decirles que, si no saben leerlas, analizarlas y traducirlas, morirán cual SAW. Porque venga ya, si van por ciencias es que se les dan bien las ciencias y mal las letras. Así que no vengan aquí a vacilarnos porque les encierro en un tholos griego de columnas dóricas para que se mueran de hambre y me quedo tan ancha.
      Ale, ya me desahogado xD

      Sois OTP. La premiere de Los príncipes perdidos la visualizo contigo cogida de su brazo. En unos tacones de medio metro =P

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  2. Esa es mi Diana!! Pos supuesto estoy totalmente de acuerdo.Que soy un amor?Lo sé jajaja Aiss algún día estaré abrazada al principe Harry o a cualquier hombre británico y me dirán eso, que soy un amor. Si probritánica, ea!! Bueno, un placer como siempre pasearme por tu blog.

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    1. ¡Por supuesto que eres un amor! Un amor un poco temperamental, pero un amor al fin y al cabo.

      Cuando te cases con el príncipe Harry yo daré un discurso muy humillante. Y no llevaré tocado ni pamela ni nada. Pero vamos, que te deseo toda la felicidad del mundo ;P

      Un placer leerte <3

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