jueves, 1 de mayo de 2014

Cien años de perdón, cuatro en prisión y cuatro en el FBI

White Collar.
No, no me he currado la introducción porque sigo jodidamente impactada por el final de temporada. En serio.

Pero, os preguntaréis, ¿qué leñe es ahora White Collar? ¿De qué me estás hablando, muchacha?
White Collar es una serie. Una de las mejores series que he visto en mi vida porque tiene a uno de los mejores personajes que he visto en mi vida: Neal Caffrey.


Guapísimo pero de doler, inteligente, elegante, caballeroso, con talento para ligar, agudo, con sensibilidades artísticas, romántico, hábil... Si es que es perfecto. Pero perfecto, os digo. Y, ¿sabéis lo mejor? Hetero. Toma geroma pastillas de goma. Chachi. Un tío perfecto al que le van las chicas. Creo que voy a llorar de felicidad. ¿Hace cuanto no teníamos un caso como éste? Yo os lo diré: desde que pasamos de los dibujos animados a las series. Neal Caffrey representa todo lo que puedes querer en un hombre. Vale, representa todo lo que yo quiero en un hombre, pero esa no es la cuestión.
La cuestión, en realidad, tiene muchísimo que ver con la grandeza y genialidad de Neal, pero con un trasfondo distinto: la serie, en sí, es buena.
No es como, por ejemplo, True Blood. Osea. No es de las series que ves por un personaje guapo y que mola pero en realidad te alegra verla en el ordenador para saltarte las partes más aburridas e insoportables: casi todas. No, White Collar no tiene que ver con eso.


Algunos dirán que tiene una trama sencilla, es decir: antiguo ladrón de arte escapa de la cárcel para recuperar a su novia, el policía que le detuvo la primera vez le vuelve a detener, ambos acaban trabajando juntos para resolver los casos mientras el primero sigue buscando a su novia.
Parece sencilla, para algunos, y poco original. Para mí no, pero asumamos que me lo hubiese parecido en un principio: se os olvidará. Resuelven un caso por capítulo, todos interesantísimos y con su propia personalidad. Neal trabaja con Peter, el policía, y acaban ganando a los malos, a veces no de la forma más ortodoxa y siempre con la duda de si Neal está realmente en el equipo. La relación entre ambos es uno de los mayores atractivos, en mi opinión, que tiene la serie. No se pasan media hora con ellos enfadados y ofendidos o cualquier cosa de ese tipo para que veamos sus sentimientos y comprendamos lo complejo de su relación coffcoffSupernaturalConSamYDeancoffcoff. No hay un rencor sordo entre ellos por los años de jugar al gato y al ratón ni aspereza o mala hostia adormecida. Discuten, a veces falta confianza, pero están ahí y no dramatizan y se pasan el capítulo dándole vueltas. El eje central son los casos, casos encauzados por la búsqueda de Kate y de la caja de música; la relación entre Neal y Peter es, realmente, secundaria, es algo que se va desarrollando de forma lógica y perfecta capítulo a capítulo mostrándonos realmente a los personajes. Hay respeto entre ellos. Hay desconfianza, secretos, mentiras, dudas, engaños. Sí, hay todo eso, pero siempre con respeto. Con el respeto que, al menos a mí me gusta pensar, hay en el gremio. Respeto entre profesionales. Peter es el mejor efectivo del FBI. Neal es uno de los mejores ladrones de arte del mundo. No están en el mismo equipo, no están en el mismo bando, pero sí saben reconocer que el otro es bueno. Al menos, es como yo veo esa relación. Ha llegado a un punto en el que veo a Peter protegiendo a Neal, tanto de las amenazas externas como de sí mismo, de una forma ligeramente paternal. Un paternalismo implícito, simple, en plan tutor-maestro aplicado a compañeros. Hay cariño, por supuesto, pero no se trata de abrazarse en cada escena, se trata de una relación entre compañeros en la que Neal necesita un guía aunque no lo sepa. Quizá. No sé, es la forma en la que yo lo he visto, pero puede que sea porque ese tipo de cosas me encantan.



También hay más personajes en escena, claro. Está, por ejemplo, El. Elizabeth es genial. Es maravillosa, en serio. Las mujeres de los policías suelen reducirse a: "¡No has venido a cenar!", "¡Estás tan metido en un trabajo que te olvidas de nosotros!", "No puedo seguir así, durmiendo sola por las noches preguntándome si estás tirado en una cuneta con un tiro entre los ojos.", etc. Que sí, entendible. Pero abuuuuuuuuuuurre. Mucho. Elizabeth, en cambio, es una mujer inteligente, comprensiva, que entiende a su marido y le apoya. Tiene su propia empresa para organizar eventos y sabe arreglárselas por sí misma, sin necesitar a Peter en cada momento. Su relación es fuerte, sana y bonita sin resultar nunca empalagosa. Y con Neal es genial. Eso para mí es fundamental.

Sí, he elegido la imagen aposta para que veáis lo mona y guay que es.

Mozz, por otra parte, es el secundario de Neal. Es un gran amigo suyo de su época como ladrón, un falfisicador excelente e increíblemente paranoico y... Es Stanford. Sí, el gay de Sexo en Nueva York. El musculitos bajo que hablaba como una marica mala no, el de gafas y camisas rosas. Os lo digo porque a mí me sorprendió y tal. En todo caso, desprecia al FBI, viéndoles como enemigos, pero está dispuesto a tratar con ellos por Neal. Es un gran amigo, por eso y por más cosas, y un profesional como la copa de un pino. Bastante paranoico, aunque ya lo he dicho me veo en obligación de recalcarlo, soberanamente inteligente, profesional y fiel a sus amigos; con eso podríamos hacer un retrato de un personaje algo excéntrico, pero que adoras. Yo lo hago, al menos, aunque sé que ganarme a mí es fácil.


June, la dueña de la casa en la que vive Neal, sale poco pero en todas sus apariciones está genial. Magnífica. Y los demás polis del FBI salen más, aunque con intervenciones pequeñas, y molan también.

Y luego están los casos. Los casos son interesantes, individuales y muy entretenidos. Me gusta, sobretodo, la forma de tratarlos. Neal es el que ha estado dentro, el indudable protagonista de la serie, al fin y al cabo. El que sabe quién es quién y el que intuye como podría moverse el malo. Pero, y esto es lo importante, Peter es un agente del FBI profesional y que sabe hacer su trabajo. Vamos, que no va a remolque preguntando: ¿Adónde vamos, Neal? ¿Por qué, Neal? ¿Qué podrían querer con eso, Neal? ¿Estás diciendo que cómo has ido cinco minutos al baño hemos dejado escapar a un criminal peligroso y que no ha ido al Starbucks a por café para todos, Neal? No, Peter es inteligente --después de todo, consiguió atraparle, ¿no?-- y sabe lo que hace, muchas veces incluso salvándole el culo a Neal. Por supuesto, se lo salvan mutuamente, pero es una novedad ver que los policías no van detrás con cara de nada y sin saber muy bien que hacer más allá de asentir y obedecer.
Y, que leñe, que si no me habían ganado con su huida de la cárcel --¡lo habían hecho!-- me ganaron con el primer malo. ¡Crowley, plebe! ¡Crowley!


Grandísimo y genialoso en toda su gloria.

¿Qué más podría decir? Ah, sí, que Neal, a veces, lleva uno de esos sombreros antiguos. Si tenéis ovarios, preparaos para que se derritan.



Yo la recomiendo encarecidamente: es muy grande y está muy bien hecha, los personajes están bien cuidados y perfilados y las tramas saben interesarte. Vedla, copón.

(SPOILERS White Coller; temporada 1)

Han volado el avión.
Me pregunto si Kate ha muerto o no.
Estoy flipando.
El FBI es malvado.
Deberían haber escuchado a Mozz sobre los trajeados. No es tonto.

1 comentario:

  1. Spoiler alert de la temporada 2...no puedo es que no puedo hacerles eso a los fans.

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